La Latina cuenta con miles de sitios donde ir a tomar unas cañas, picar o comer algo. Los domingos, debido al Rastro, hay demasiada gente, aunque incluso así es un barrio agradable, sobre todo a mediodía. Cada vez que voy descubro algún sitio nuevo, porque tengo que reconocer que mi recorrido es siempre bastante largo y variado. A veces, voy desde el Palacio Real y en otras ocasiones desde la Plaza mayor. Si no quieres hacer una ruta tan larga, puedes pasarte horas sin salir de La Cava Baja.

Como será un barrio por el que nos pasearemos de vez en cuando desde este blog, iré contando las rutas que vaya haciendo los días que tomo algo por allí. Voy a empezar por la que hice el sábado y que me gustó mucho. Tomamos una cañita en El Tomás (en la esquina de la Plaza de humilladero con la Cava Baja ). No sé si se llama así en recuerdo del pequeño y antiguo bar que ocupaba ese local, y que Tomás abría sólo los domingos, o es el mismo dueño que ha decidido renovar sus bares y por eso mantiene el nombre. En el antiguo, el vermut era estupendo y en el bar que abría durante la semana en la calle Humilladero, los pinchos eran los mejores de la zona. De esto hace ya muchos años.

La segunda parada la hicimos en Juana la Loca para tomar su famosa tortilla de patatas y cebolla caramelizada. Además, tomamos un pincho de jamón con tomatito picado que también estaba rico. Tengo que volver para probar unos mejillones con una pinta estupenda que tomaba todo el mundo y otro pincho de huevo confitado y trufado que me enganchó nada más verlo. El inconveniente es que los pinchos son caritos.

La siguiente visita fue a El Escaldón. Fuimos a este restaurante canario a comer unas papas con mojo que están buenísimas. Seguimos rumbo hacia la Plaza Mayor, porque queríamos tomar morcilla de león que, aunque está muy rica es demasiado picante para mí, en la Sidrería Maestro Villa en la Cava de San Miguel.

Para tomar el postre mi idea era ir a Mulata que tiene unas tartas estupendas y tés muy originales, pero por el camino encontramos dos sitios muy divertidos y no llegamos hasta allí. Primero, pasamos por una pastelería que se llama Happy Day Bakery Cofee de la calle Cuchilleros. Ahí compramos los pasteles para llevarlos a casa, son buenos y divertidos, de colores chillones y con adornos un poco frikis. Al final acabamos sentándonos a tomar tarta de queso y otra de dos chocolates en un japo que se llama Okashi Sanda (ha cerrado). No eran las mejores del mundo, pero tuvo su gracia.