HA CERRADO Como he estado fuera de Madrid la mitad de la Navidad, tenía pendiente invitar a cenar a un amigo de los que siempre me lleva a sitios estupendos. Una ocasión única para encontrar un restaurante de los típicos que incluyo en este epígrafe de Michiconomedejapagar. Elegí Nikkei 225,  de cocina japo-peruana, porque su comida preferida es la japonesa y a mí, la peruana me apasiona. La elección fue un acierto, aunque creo que  me gustó más a mí que a él.

El restaurante, decorado por Ignacio García de Vinuesa, cuenta con dos salones  de estilos diferentes, el primero, un poco más informal, tiene una pinta muy agradable. Cenamos en el del fondo que, aunque es bonito y elegante, tiene el inconveniente de que las mesas están pegadas unas a otras y participas absolutamente de la conversación de los señores de al lado, lo que resta mucha intimidad. El ambiente es bueno y la mayoría de la gente va bastante bien arreglada. El servicio, muy amable.

La cocina es muy creativa y, si tenemos en cuenta que Luis Arévalo es uno de los mejores sushiman de España… pues toda una garantía. Mi idea, al ser sorpresa la elección del restaurante, era  pedir el menú degustación y así probar el mayor número de cosas posible, pero una vez allí, cuando nos explicaron en qué consistía, vimos que en la carta se encontraban platos mucho más originales y nos dejamos asesorar.

La cena consistió en  tempura de cocochas con salsa de berberechos. A continuación probamos unos  niguiris exquisitos de pez mantequilla con salsa anticucho, de buey con huevo de codorniz, que fue el que más nos gustó y guncan de tartar de vieiras en crema huancaína. Después pedimos media ración de crab rolls y a continuación tomamos, para compartir, Niku-dagu al estilo de la casa: unas albóndigas de rabo con teriyaki y trufa que son de los platos más ricos que he comido últimamente, ¡espectaculares!. Las acompañamos con un arroz Yakimeshi, que está muy bueno, pero en mi opinión, las albóndigas están tan, tan ricas, que mejor un arrocito blanco sin nada más que nos distraiga el sabor. Imposible pedir postre, porque creo que con un plato menos hubiera sido suficiente.

Cierran sábado a mediodía y domingos.

Precio medio: 60 euros. El menú es de 65 euros

–  Lo mejor: El conjunto del restaurante y la comida

–  Lo peor: El ruido, inimaginable en un sitio así

C/ Fernando el Santo, 29, esquina Pº de la Castellana. Teléfono. 91 319 03 90 Mapa del sitio