Un restaurante que me encanta es San Mamés. En realidad es una pequeña tasca decorada como la típica casa de comidas. Cuenta con muy pocas mesas y además están muy juntas, pero te ponen una comida excelente. Inaugurada hace casi 100 años sigue manteniéndose con mucho éxito. Estoy convencida de que es así porque ofrece platos muy caseros elaborados con materias primas de muy buena calidad.

Una de sus especialidades son los callos, uno de los pocos platos que no he conseguido comer en mi vida, pero que quienes los aprecian dicen, que junto con los de Ciriaco, son de los mejores de Madrid. Tengo que reconocer que he mojado alguna vez en la salsa de los de Ciriaco y está estupenda, pero no consigo pasar de ahí.

De la carta de este pequeño restaurante destacaría el bacalao al ajoarriero y los huevos con foie, aunque para mí el plato estrella es el solomillo de buey al foie y uvas que es fantástico. La última vez que cené ahí, tomamos como entrante unas mollejas espectaculares. Los postres son todos caseros.

El servicio es muy agradable. Probablemente porque llevan muchos años atendiendo a un tipo de cliente fiel y tradicional, aunque hacía tiempo que no iba, nos trataron como si fuéramos de casa.

Cierra los domingos

Precio medio: unos 55 euros

–          Lo mejor:  La calidad de la comida

–          Lo peor: Las mesas están pegadas unas a otras

C/ Bravo Murillo, 88 Teléfono  91 534 50 65