HA CERRADO Mi primera cena después de la rentrée ha sido en Prístino. Me había quedado pendiente en julio, así que quise conocerlo nada más volver, que no sabemos que va a pasar y tenemos que vivir cada día de la mejor manera posible. Como su nombre indica, Prístino es una vuelta a lo de siempre, a la cocina en la que cada plato transmite el sabor de lo auténtico.
El restaurante tuvo una gran acogida nada más abrir sus puertas y los dueños pensaban abrir algún otro restaurante más, pero las circunstancias actuales les obligan a ir más despacio.
Decoración
Prístino está situado en un edificio muy bonito, en el espacio que ocupó durante años El Confidencial, un sitio de copas que tenía muy buen ambiente. Decorado de manera elegante, está muy en consonancia con lo que se puede esperar por la ubicación. Cuenta con diferentes salas todas muy acogedoras. La principal está dividida en dos espacios por columnas y sofás. Destacan las tapicerías de diferentes diseños sobre otras blancas, y las lamparas. Tiene unos ventanales por los que seguro que a la hora del almuerzo entrar mucha luz natural.
En la acera han puesto una terraza agradable, sencilla, con las mesas con manteles blancos y sillones de mimbre donde sirven la misma carta que en sala.
Cocina
Los propietarios de Prístino lo han concebido como “una casa de comidas moderna, donde se coma muy bien por un ticket medio de 35 -40 euros” La cocina, elaborada con materias primas de primera calidad, es madrileña ejecutada con técnicas modernas. El sabor de los platos lleva los orígenes de la cocina madrileña auténtica. De su carta, aunque es un plato que los que me leéis sabéis que no tomo, ya destacan sus callos, que en solo unos meses de vida, aparecen catalogados por muchos críticos y gourmets entre los mejores de Madrid. Fuera de carta, ofrecen platos elaborados con productos de temporada.
Fuimos a cenar y pedimos como entrante croquetas, un plato que suelo tomar mucho y que me encantaría probar en todos los restaurantes del mundo. En Prístino las hacen de jamón, con un punto de bechamel rico. También tomamos patatas bravas y torreznos, que estoy terminando un listado sobre los mejores de Madrid y los pido en cuanto los encuentro en una carta. Aquí los sirven con patatas revolconas y son deliciosos.
De segundo, mi acompañante eligió las coquinas, le encantan, y yo, lomo de ternera. De postre pedimos tarta de queso, otro de los platos que me gusta probar. La de Prístino es fuerte, muy rica, pero como nos explicaron, no es dulce. Siempre que pruebo este tipo de tartas pienso lo mismo, también lo escribo: mi hermana diría que pide una copa de vino tinto.
Tengo que volver un día a almorzar porque los platos de cuchara tienen una pinta estupenda. Además me parece un restaurante muy adecuado para organizar comidas de trabajo por la relación entorno – calidad – precio.
El servicio es muy atento.
C/ Eduardo Dato, 8 Teléfono 91 737 36 40 Mapa de situación.