Tenía pendiente una cena con mi hijo en Salvaje desde que terminó su master. Reservamos un par de veces y no pudimos ir, así que, por fin, a la tercera reserva hemos ido a cenar. Al entrar te sorprende, no sabría decir si positivamente, porque vas a cenar y te encuentras con una música a decibelios de discoteca. Después, llegas a la mesa. echas un vistazo a tu alrededor y el ambiente te engancha y la música también porque Salvaje es mucho más que un restaurante.
Decoración
Salvaje abrió sus puertas precedido de buena fama. Cuenta con dos hermanos mayores, uno en Panamá y otro en Bogotá, frecuentados por muchas caras conocidas del cine y la televisión. La decoración resulta muy llamativa, desde el gran rinoceronte que preside la barra hasta las jaulas a modo de reservado y desde donde pincha el DJ. Una de las zonas está en alto, donde cenamos, y parece que fuera el palco desde donde ver el espectáculo o desde donde dejarte ver. En una de las zonas, entre la barra de sushi y el centro, hay unas mesas altas y bastante grandes que me gustan mucho.
Fuimos por la noche y la música era muy buena. De vez en cuando, la cena estaba amenizada por gogos unas veces bailando y otras animando a participar a los comensales.
Cocina
La cocina es japonesa tocada con sabores y técnicas de todos los rincones del mundo, sobre todo del Mediterráneo y los países nórdicos. Está en manos del chef venezolano Fermín Azcue, uno de los socios, que utiliza materia prima española para elaborar muchos de sus platos. La carta es muy larga lo que dificulta un poco la elección, aunque ya sabíamos que tiene mucha fama el sushi. Nosotros tomamos casi todo para compartir y de los entrantes yo elegí el sushi vegan, que puedo tomar porque está relleno de pepino, espárrago tempurizado, lechuga y kampio Topping de Shibazuke, pimiento ahumado y aguacate acompañado de soya yuzu-kosho.
Mi hijo tomó el niguiri de king crab (cangrejo de las nieves). También pedimos el taco salvaje japonés.
Después pedimos arroz con pato al wok -el arroz lo preparan frito y trufado. A continuación tomamos el grilled and smoked short rib, que es un asado de tira ahumado durante 12 horas en madera de manzano y elaborado en robata (una especie de barbacoa japonesa).
De postre pedimos la tarta de queso con shiso y fruta de la pasión.
Ofrecen la experiencia Omakase que significa que se puede comer en una barra donde solo caben 14 personas y ser atendidos directamente por el chef que va explicando cada plato que sirve.
El ambiente es divertido, pero la espera entre plato y plato es demasiado larga. Para tomar los dos primeros esperamos más de una hora y después nos pusieron los segundos a la vez.
NO CIERRA
PRECIO MEDIO Salvaje 80 €
– Lo mejor: La cocina y el conjunto del restaurante
– A mejorar: Los tiempos entre plato y plato
C/ Velázquez, 96 Teléfono 675 10 77 38 Mapa de situación.
* La cantidad de gente y la luz dificultan hacer fotografía. He pedido varias veces al restaurante que me envíen, pero no he conseguido que lo hagan.