Como todos los años, estoy celebrando mi cumpleaños en diferentes momentos y con distintos amigos. En esta ocasión todo en grupos muy reducido para evitar aglomeraciones. La primera celebración fue el sábado pasado en Roostiq. Cené con mis amigas las Beauties, con las que todavía están en Madrid, y nos encantó. Roostiq hace unos deliciosos torreznos, pero es mucho, mucho más.
Decoración
Al entrar a Roostiq la sensación es la de llegar un sitio elegante. La sala de acceso está presidida por una gran barra de coctelería blanca, redonda, que llama la atención. De aquí se accede a la sala principal sobre la que se abre la cocina. En esta sala destaca el armario de cristales que guarda las botellas de vino. En los dos espacios combinan mesas altas y bajas, sin mantel. Estaba en modo celebración, así que no paseé por el restaurante, pero me dio la sensación de que también hay una sala más pequeña, privada.
Cocina
La cocina de Roostiq gira en torno al fuego y, sobre todo, a su horno napolitano hecho especialmente para ellos por una familia de artesanos de Nápoles. Esta manera de cocinar permite mantener la hidratación natural de los alimentos y, además, junto al horno cuentan con una parrilla de carbón. La materia prima que utilizan es de kilómetro cero, traída de su propia finca de Palazuelos, Ávila, donde cultivan sus propias verduras y crían a sus animales en libertad. Otro punto a destacar es que cuando hay que saltear algún alimento lo hacen directamente en las llamas. A mi me encanta esta vuelta que está dando la cocina a usar buena materia prima y respetar los sabores originales.
La carta es larga y atractiva, así que nos costó mucho decidirnos porque apetece probar casi todo. Nos pusieron de aperitivo gazpacho y nosotros pedimos torreznos, estaba deseando probarlos y si, a día de hoy, son los mejores que he tomado.
Pedimos todo para compartir que es la mejor manera de probar cosas. Como entrantes elegimos alcachofas confitadas en horno de leña y espinacas a la brasa con huevos de corral y vinagreta de bacon.
De segundo, pensábamos pedir carne y pollo, pero nos recomendaron probar una de sus pizzas que elaboran de manera muy particular. Nos aconsejaron la de burrata y tomates ecológicos confitados que nos encantó.
Para terminar tomamos picaña, que también estaba muy rica. De postre pedimos tarta de manzana y tarta de queso. La de queso nos la recomendaron porque es su postre más demandado y ahí soplé la primera vela.
Me gustó todo mucho y el servicio es muy amable.
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