El sábado me invitó mi hijo a cenar para celebrar su fin de Máster. Quería llevarme a algún sitio bueno que me hiciera ilusión y al final reservó en Aarde, un lujo en la Puerta de Alcalá. Este es el séptimo restaurante del Grupo el Paraguas de Marta Seco y Sandro Silva propietario además de El Paraguas, Ten con Ten, Ultramarinos Quintín, Amazónico, Numa Pompilio y Origen.
Decoración
Aarde, el nombre del restaurante, ya es toda una declaración de intenciones. Significa tierra en afrikáans, una lengua germánica derivada del neerlandés medio, hablada principalmente en Sudáfrica y Namibia. La decoración y la carta son reflejo de este nombre, se han inspirado en la vuelta a la tierra, a los orígenes.
Aarde ocupa un local de 800 metros y cuenta con zona de barra, diferentes salas y una cabaña a modo de reservado. En la decoración se han empelado materiales de diferentes artesanos en tonos que recuerdan a la tierra: esparto, cerámica, bambú o macramé, entre otros.
Después de cenar dimos una vuelta para conocer el restaurante. Es muy original, pero también hay que destacar la terraza, donde cenamos, rodeada de plantas, con las mesas muy elegantes y casi al pie de la Puerta de Alcalá.
Cocina
La propuesta gastronómica se define como orgánica con guiños africanos y tiene como protagonistas a las verduras, especias, cereales y arroces junto a pescados del Estrecho y carnes ecológicas. La carta es muy atractiva y nos costó mucho decidirnos. En estos sitios sufro mucho las restricciones del anisakis porque me encantaría probar todo. De aperitivo nos pusieron un hummus de calabaza con aceite de calabaza y pipas acompañado de pan de pita que me encantó. Nosotros pedimos croquetas de chorizo picante y uramaki amazónico relleno de mango con aguacate y alioli de coco para compartir y mi hijo tomó, también, una zamburiña al carbón con camote -crema de batata-.
De segundo, mi hijo tomó Jollof de carabinero, un arroz originario del oeste de África con carabinero y emulsión de ajo asado que estaba espectacular
y yo la lasagna de chingulugulu, de ragout de seta africana con bechamel de soja. Estos dos platos los presentan primero en el recipiente donde los han elaborado y a continuación los emplatan y los traen a la mesa.
De postre pedimos los helados del obrador que son de mango chocolate, vainilla, avellana, pistaccio y maracuyá.
La cocina pone en marcha todos los sentidos. Los platos, donde también cabe destacar el emplatado, entran por los ojos, el olfato y el gusto. Nos encantó. Acompañamos la cena con Losada Godello y Hacienda Solano.
El servicio es muy amable
C/ Plaza de la Independencia, 10 Teléfono 91 088 93 30 Mapa de situación.