A mi hijo le he pedido que nos cuente dónde se puede pasar bien en Madrid por poco dinero. Pensaba publicarlo al final del encierro, cuando ya hubiera sitios abiertos, pero me hace ilusión compartirlo con vosotros hoy, con motivo del Día de la Madre. Además de esta contribución en mi especial 10 años, me ha mandado unos tulipanes preciosos. Ha titulado su post Madrid, disfrutar on a dime, que podría traducirse por disfrutar por dos duros. ¡Ojalá pronto podamos disfrutar de estos sitios, aunque sea de manera diferente.
Madrid es una ciudad maravillosa: tiene restaurantes de todas las cocinas del mundo, parques y jardines para pasear y aprovechar el sol, pinacotecas que albergan obras de arte espectaculares y una vida en la calle que hace palidecer de envidia a muchas de las grandes capitales europeas. Por eso, cuando amigos extranjeros que aún no conocen Madrid me llaman para decirme que tienen los vuelos sacados y su fecha de llegada, me hace muchísima ilusión poder compartir con ellos todo lo que me gusta de mi ciudad.
Madrid a buen precio
Tenemos entre veinte y treinta años, por lo que el precio es un factor muy importante, ya que para algunos de ellos el desplazamiento y hotel es un desembolso significativo (y la mayoría seguimos siendo estudiantes, con muy pocos ingresos). Sin embargo, aunque sea un factor importante, intento que no sea condicionante y que podamos disfrutar al máximo sin gastar demasiado.
Comida española
Generalmente, las visitas son de fin de semana -o algún día más antes o después-, así que tengo un plan hecho para dos días más o menos. Como muchos de ellos no han probado la comida española, una de las noches vamos a cenar a La Descubierta, detrás de la Puerta del Sol, donde pedimos huevos rotos, croquetas, pisto o tortilla, todo muy rico y baratito. Si no encontramos sitio, La Malaspina está a dos minutos andando y tiene una carta muy parecida (escribiendo esto me doy cuenta de que puede que sean del mismo dueño). En la ahora archiconocida calle Ponzano está Cervecería Lola, uno de mis sitios favoritos y a los que más voy, donde recomiendo las lágrimas de pollo: cada trozo sabe mejor que el anterior. Después de cenar, tomamos algo en la plaza de Jacinto Benavente o Huertas o seguimos por Ponzano, respectivamente.
Comida venezolana
Aunque para nosotros cosas como los tequeños están extendidísimas y no imaginamos una carta que no los incluya, he descubierto que la comida venezolana es una gran desconocida para mis amigos europeos. Gramabar, en Preciados, tiene un pabellón criollo delicioso, arepas enormes y bien cargadas, tequeños con salsa de papelón y cachapas dulcecitas. Si queremos comer más de picar y probar, Lara Grill tiene patacones, cachapas y tequeños buenísimos y, como plato fuerte, pepitos al estilo venezolano; nada que ver con los nuestros, pero también muy, muy ricos. También tienen batidos enormes con tarta encima que confieso que no he probado, porque nunca me queda hueco.
Comida asiática
La comida asiática también es un gran atractivo para muchos, y depende de lo que quieran probar tengo tres sitios de cabecera. Nigiri, cerca de Tribunal, es un restaurante-tienda estilo japonés, donde se compra la comida en bandejitas y ellos te la calientan; el menú es muy asequible y los lunes hay promociones. Si prefieren un único plato más consistente, Lemongrass, en la calle Montera, ofrece la posibilidad de combinar los ingredientes que se escojan con arroz o pasta, y lo hacen al momento. Si estamos dispuestos a gastar un poco más, Yatai Market, en Doctor Cortezo, tiene puestos de comida callejera de varios países del Sudeste Asiático -mi favorito es el trío de rollitos vietnamitas-, y Sushita Café es un restaurante al que no me canso de ir porque todo está buenísimo. Según el ambiente que os guste más, os recomiendo el de la calle Miguel Ángel, con una cristalera enorme y lleno de luz, o Madame Sushita, en Paseo de la Habana, decorado estilo siglo XIX.
¿Brunch o vermut?
Por último, no podía faltar la tradición del aperitivo del domingo, donde el brunch importado va comiendo terreno al vermú madrileño. Bodegas Rivas, un restaurante pequeño de la calle Palma que descubrimos por casualidad y que jamás habríamos imaginado que fuera un sitio de brunch moderno, tiene menús muy ricos y asequibles. Si preferimos un sitio con más opciones, Wanda Café, en María de Molina, tiene un menú más abierto, con platos de brunch, bagels, wraps y otros platos más elaborados, y si directamente no queremos brunch, muy cerca, también en Ponzano, está La Mamona, un sitio que me recomendaron para el aperitivo y que tiene una tortilla y unos torreznos de Soria buenísimos.
Espero que estas opciones os sirvan para que vuestros visitantes extranjeros se vayan de Madrid de la mejor manera posible: con una sonrisa, el bolsillo no muy vacío y un muy buen sabor de boca.