Hace unos días un amigo me invitó a almorzar en Nakama Sishi Bar, un restaurante japones con toques caribeños que merece la pena conocer.
Los propietarios de Nakama, Roberto Martínez y Fernando Pages, abrieron este restaurante animados por el gran éxito que tienen en su restaurante de Las Rozas. Roberto nos contó que “cuando empezamos en Madrid había 30 restaurantes japoneses y hoy tenemos más de 300”. Aún así ya están pensando en abrir otro más.
Decoración
En la decoración se han combinado, igual que en la cocina, elementos japoneses y caribeños. En la sala destacan las tapicería en tonos rojo, amarillo y caldero y unas lámparas muy originales. Cuentan con otra zona, tipo reservado, con paredes de ladrillo visto donde se han puesto mesas altas y taburetes de cuero. La sala cuenta con una barra abierta a la cocina.
Cocina
La propuesta culinaria de Nakama fusiona recetas japonesas con otras mediterráneas y caribeñas. Los platos están basados en los elementos más representativos de cada una de estas gastronomías. El resultado es muy rico y más original que en la mayoría de restaurantes fusión que conozco.
El nombre del restaurante significa en japonés algo parecido a un amigo casi de la familia, así que sus platos están pensados para compartir. En la cocina se respeta al máximo la calidad de la materia prima y me llamó la atención como se reconocen los sabores en cada uno de los platos. Preguntamos a Roberto si existe una cocina japo venezolana y nos contó que si, que la hay y que es muy dulce. “Nosotros intentamos escapar de estos sabores tan dulces, pero nuestros clientes venezolanos los demandan”.
Probamos muchas cosas y nos encantaron. Empezamos por un bombón de salmón y cóctel de moscow mule, basado en vodka, wasabi y té macha. A continuación pedimos varios platos para compartir empezando por un ceviche de pez espada servido con aguacate, delicioso. Después llegó el plato que más me gustó, la tempura de langostino tigre con kimuchi kiedau, que da color rojo al rebozado, con muy buena textura y un sabor delicioso a langostino.
La siguiente fase de la comida fue a base de niguiris, unos de salmon braseado con lima y otros de guaiyu con mayonesa trufada, y gunkan, unos de jamachi -pez limón- con masago negro y otro de toro. Después nos trajeron, a modo de segundo, un salmón a la plancha con mantequilla de cítricos y puré de zanahoria, muy bueno, seguido de solomillo de ternera con cebollitas encurtidas y cama de espinacas. De postre probamos banana crujiente en tempura y crepes de nutella.
La propuesta gastronómica se completa con una amplia carta de cócteles, creaciones signature que solo se encuentran en este restaurante.
En este momento están haciendo cambios en la carta. Cuentan con un menú degustación de 40€ y otro del día de 15€.
El servicio es muy amable.
Soy cliente habitual desde su inicio en Las Rozas, y solo puedo decir que tanto Roberto como su esposa Laura, son grandes amantes de su trabajo, es un gusto sentirte casi de la familia como el nombre de su restaurante indica, ybirn merece la pena cada euro que se paga por la experiencia de dejarte sorprender por su buen hacer
Muchas gracias por comentar en el blog. No he ido al restaurante de las Rozas, pero me encanta el de Madrid