HA CERRADO Hay sitios a los que llegas y, sin saber porqué, te da un subidón de alegría. A mi me pasa, por ejemplo, cada que voy a Amsterdam, que nada más bajar del avión me pongo de un humor estupendo. Esto mismo me sucedió al llegar a Guillermina, un restaurante donde, además de comer muy bien, se respira alegría.
No pude asistir al cóctel de inauguración a finales de noviembre, así que aprovechando la cantidad de comidas que tenemos que celebrar estos días, fui a almorzar el viernes.
Situado en el hotel de Pavilions, ocupa un espacio rectangular, el patio interior del edificio, con una pequeña terraza al fondo. El techo es todo de cristal con la intención de que en verano se abra y todo el restaurante se convierta en terraza. El techo de cristal con enredaderas, la pequeña terraza del fondo, las tapicerías y las numerosas plantas hacen que el restaurante tenga un aspecto alegre y luminoso. Nos contaron que en los día de lluvia la sala cambia completamente al caer el agua sobre el techo. Las mesas se disponen alrededor de todo la sala, donde se han instalado sofás corridos a lo largo de las paredes. Las tapicerías y las mesas son de tonos claros y en el centro se han dejado tres o cuatro mesas, sin mantel, con sillas tapizadas en rojo fuerte, donde sentarse a tomar el aperitivo, café o una copa. Entre el hall del hotel y la sala cuenta con otro espacio, presidido por un gran sofá, donde también se puede tomar algo. También tienen un espacio privado sobre el que hay que informarse en el restaurante.
El chef Guillermo Salazar, que ha trabajado en diferentes restaurantes en España -Akelarre o Arzak- y Nueva York dirige la cocina. Basada en el producto y con un marcado toque mediterráneo, también fusiona en sus platos recetas de otras culturas que muestran la trayectoria profesional del chef. La carta, no muy larga, ofrece unos platos muy ricos y elaborados que hacen muy difícil elegir. Nosotros tomamos todo para compartir empezando por el plato estrella de la casa: ensaladilla rusa de centollo con mayonesa de marisco. No me pudo gustar más. A continuación tomamos hummus con pimientos asados, chips de pita y aceite de oliva.
Seguimos con alcachofas y puerro en salsa pepitoria con mojama de atún rojo y para terminar pedimos setas de temporada con huevo a baja temperatura, puré de raíces, jamón y piñones. De postre, tarta de queso Payoyo. Muy fuerte y casi salada es muy adecuada para aquellos a los que os gusta terminar la comida con queso acompañado de un buen vino tinto. Cuentan, además, con un menú ejecutivo de 23,50 € que incluye primero, segundo y postre, pan y bebida.
Me gustaría destacar el Albariño La Val que nos ofrecieron, nos encantó.
El personal de sala es muy profesional. Al frente se encuentra el maitre, José López con experiencia en Diverxo y Sant Celoni y a nosotros nos atendió María que es encantadora.
C/ Amador de los Ríos, 3 (Hotel de Pavilions) Teléfono 91 310 75 00 Mapa de situación.