Hace unos años una amiga de Guadalajara me llevó a conocer los pueblos negros, una visita que me encantó y que quiero volver a hacer para contárosla en el blog. Entonces me enteré de que en Segovia también hay algunos de estos pueblos de pizarra junto a otros, los pueblos rojos, que merece la pena visitar, así que pensé en organizar una escapada de un día a los pueblos rojos de Segovia para conocerlos.

En julio fui con un amigo a conocerlos y, como salimos temprano para aprovechar el día, antes de entrar en Segovia nos paramos a desayunar en Buitrago de Lozoya. Dimos un paseo, porque es un pueblo con mucho encanto, pero nos quedó pendiente ir a conocer sus piscinas naturales. 

Después de la visita volvimos a la A1 para, al llegar al kilómetro 105, coger la N 110 dirección Soria. Los pueblos rojos, salpicados de algunos negros, se encuentran en la sierra de Ayllón, al nordeste de la provincia de Segovia y pueden visitarse en una mañana. No hay casi bares, ni tiendas, así que en algunos de ellos con dar un pequeño paseo se llega al final de la visita. 

Escapada de un día a los pueblos rojos de Segovia

El primer pueblo que nos encontramos fue Riaza, que no se considera pueblo rojo, pero que es el más bonito de la zona. Cuenta con una plaza circular, que se construyó sobre una antigua plaza de toros, porticada y llena de casas bonitas, restaurantes y una iglesia que también hay que visitar. En Riaza merece la pena pasar todo el día y comer tranquilamente. 

Después de visitar Riaza subimos a la ermita de Nuestra Señora de Hontanares, estaba cerrada- también lo estaba el bar que está junto a ella- pero la vista que ofrece de los campos de Castilla es preciosa. Desde aquí se anunciaba un camino a pie que seguro que merece la pena recorrer, pero no con el calor de julio, en otoño o primavera. Dimos un paseo alrededor de la ermita y hay muchas zonas con mesas para hacer picnic.

El primer pueblo rojo de verdad

Volvimos a la carretera y nos dirigimos a Villacorta, el primer pueblo rojo de verdad. Encontramos un bar frente a la iglesia y nos sentamos a tomar algo. Pasamos un rato muy agradable charlando con la dueña, dos parroquianos de la zona y una pareja que hacía la ruta en sentido contrario al nuestro. Después dimos un paseo y volvimos a subir al coche.

Nuestra próxima parada fue Becerril, un ejemplo de pueblo de arquitectura negra, construido con pizarra. De ahí fuimos a Madriguera, otro pueblo completamente rojo donde nos encontramos con algunas personas y estuvimos charlando con ellas sobre la falta de habitantes de de estos pueblos en invierno. 

Desde Madriguera nos dirigimos a Muyo, ejemplo de la arquitectura negra, pero no pudimos pasear porque estaban asfaltando las calles. Nos llamó la atención que la iglesia, probablemente para contrastar con el resto del pueblo, se construyó en arcilla roja. Después visitamos El Negredo, que, al parecer, debe su nombre al color negro de sus tejados. A continuación dimos un paseo por Santibáñez de Ayllón, un pueblo más grande y de arquitectura diferente. Aquí encontramos un bar-tienda y aprovechamos para tomar el aperitivo. 

Nuestra siguiente y última parada de la ruta fue Ayllón, un precioso pueblo medieval de origen celtíbero, con una Plaza Mayor impresionante. Además hay unas casas y palacios que merece la pena conocer. En la plaza buscamos un restaurante para comer y elegimos El Patio. Comimos muy bien y me sorprendió el tamaño de los torreznos, que estaban riquísimos. 

Segovia

Como todavía nos quedaba toda la tarde por delante nos fuimos a Segovia, una ciudad que me encanta. El Acueducto es una de las joyas arquitectónicas que mas me impresionan. Paseamos y nos sentamos a tomar un café en La Plaza Mayor antes de volver a Madrid.

Una escapada muy recomendable cerca de Madrid para un día o todo el fin de semana. Servirá para recargar las pilas y afrontar las largas semanas de trabajo. Si te apetece quedarte a dormir por la zona, pincha aquí, merece la pena.