Hace unos días volví a Can Punyetes después de no recuerdo cuantos años sin ir. Una de mis amigas organizaba una calçotada y, desde luego, la de Can Punyetes es la mejor de Madrid. Además, el restaurante está en una zona tan bonita que, si vas a comer, merece la pena recorrer dando un buen paseo.
La decoración es la de una típica casa de comidas de toda la vida. Cuenta con cuatro comedores pequeños, con mesas sin mantel muy pegadas unas a otras, fotos antiguas en la pared y lámparas de principios del siglo pasado. Al entrar está la zona de barra donde también se encuentra una parrilla de brasas en la que preparan la mayoría de los platos de la carta.
La cocina de Can Punyetes es catalana. Recuerdo que, hace años, íbamos a tomar unas tostas con embutidos que estaban muy ricas. En esta ocasión tomamos el menú que preparan en temporada de calçotada. Como entrantes nos pusieron embutidos con pan tumaca y pimientos asados. A continuación sirvieron los calçots con una salsa romescu deliciosa y, después, tomamos butifarra, asado de tira y un par de entrecots -estos últimos sustituyendo a lo que sirven habitualmente, conejo y chuletas de cordero y que este día no les quedaban-. De postre, miel y requesón, tarta de zanahoria y una tarta de castañas que pasa a mi lista de postres favoritos de Madrid.
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