HA CERRADO Si hay algo que siempre me apetece celebrar es cuando alguna persona a la que quiero termina de estudiar una oposición. Poner fin a meses, normalmente años, sentados delante de un folio, con la cara de color encierro, merece, como poco, una buena cena y eso fue lo que hicimos hace un par de días, ir a cenar a Kantamelade, un gran descubrimiento.
Kantamelade abrió sus puertas hace poco más de una año de la mano de las nietas de Mayte Comodore. Podríamos decir que es un restaurante de vanguardia pero con unos orígenes que le dan mucha solera, porque en este espacio fue donde Mayte Comodore abrió su primer restaurante: Hostal Mayte. Yo iba a su restaurante de la plaza de los Delfines porque trabajé cerca durante bastantes años. El restaurante cuenta con una zona de barra, la sala, un comedor privado y una terraza climatizada muy agradable. La decoración es sencilla y elegante en tonos claros, paredes blancas y suelo de madera. La sensación que se tiene al entrar es de un espacio agradable y acogedor en el que se han cuidado los detalles.
El nombre de este restaurante tiene su origen en la canción Kantamelade de Maldita Nerea que a mi sobrina Mara le encantaba cunado salió al mercado. Aquí os la dejo por si os animáis a oírla mientras leéis.
La cocina es, como ellos mismos la definen, clásica con presentación de autor y se basa en buenas materias primas. La carta resulta muy atractiva y variada y va acompañada de una hoja con sugerencias basada en los productos de estación. Nosotros empezamos con el aperitivo que nos ofrecieron, unos saquitos de morcilla deliciosos y pan tostado con una mantequilla de las más buenas que he probado en los últimos meses. A continuación tomamos como entrantes parrillada de verduras y huevos camperos, deliciosos y de segundo pedimos pez mantequilla con patatas trufa, que a mis niñas les daba pena contarme lo rico que estaba porque no lo podía probar, y solomillo al foie. De postre tomamos volcan de manzana asada y tofee, que me encantó, y un flan como de tarta de queso riquísimo. En la terraza ofrecen una carta reducida y se puede ir desde a tomar el aperitivo a comer, merendar o cenar.
El servicio es estupendo en el sentido clásico de la palabra, discreto y atento.
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