Actualizado el 10 de enero de 2019
Hace unos días fui a almorzar a Chow Chow porque tenía ganas de probar platos con pescado, ahora que ya puedo tomarlo, y me volvió a gustar mucho.
Desde que se inauguró Chow Chow me han invitado a comer allí en varias ocasiones. Siempre pedí que cambiáramos de sitio pensando que es un restaurante japonés basado en el pescado, como la mayoría de los que conocemos. La semana pasada me propusieron ir para un almuerzo de trabajo y decidí aceptar. Me quedé encantada porque Chow Chow es mucho más que un japo.
Chow Chow es el tercer restaurante abierto en Madrid por el grupo Rataplán después de Teckel y Pointer, todos con nombres de razas caninas. La familia sigue creciendo y acaban de inaugurar Pomerania del que os hablaré muy pronto porque voy a cenar dentro de unos días.
El restaurante cuenta con dos zonas: la sala y un invernadero japonés situado a la entrada. El espacio es muy luminoso ya que recibe luz natural tanto a través de las cristaleras como de un lucernario que preside la sala. En la decoración se han empleado materiales naturales como la madera, la piel y la piedra y se ha buscado combinar tres elementos: elegancia, simplicidad y resaltar solo lo necesario, de hecho las mesas no tiene manteles.
La cocina es de fusión japo-latina (brasileña, mexicana, peruana y venezolana) y en la carta, que cambia con mucha frecuencia, cabe destacar los kronos, mini parrillas japonesas indivudales y también abundan los rolls y los niguiris. Después de verano se cambió la carta para darle más personalidad a la fusión. El día que fui a almorzar tomamos como entrantes edamame yakiniku, gyozas de antiocucho y mini arepas, que fue lo que más me gustó. De segundo pedimos yakisoba de ternera, tartar de atún con huevos de codorniz y el bao de manitas de cerdo. De postre elegimos el banoffe de plátano, muy rico. En mi última visita nos recomendaron probar las alitas de pollo, confieso que es la primera vez que las tomo porque es un plato que no me atrae nada, la verdad es que estaban ricas. En esta ocasión, aunque repetí algún plato de los que más me habían gustado, tomé tiradito y algunos rolls.
El servicio es muy amable
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