HA CERRADO Hace unos días una amiga me invitó a comer en Sempre Caldo. Tuvimos la suerte de conocer al dueño y nos contó la historia del restaurante de primera mano.

Sempre Caldo es hermano de los dos restaurantes Mascalzone pero con un aire diferente. Desde que se ha hecho cargo de él un nuevo equipo le han ido haciendo cambios para convertirlo en el hermano más elegante.

El restaurante es pequeño y acogedor y nada más entrar tiene algo que atrae. Las paredes son de ladrillo visto en la parte superior, y la inferior está pintada de blanco. Las mesas son de madera clara y están cubiertas por manteles individuales marrones. Cuenta con un comedor que da a la calle y una pequeña barra.

La carta es muy variada: hay arroces, pastas, ensaladas… incluso, previa llamada para solicitarlo, preparan un chuletón estupendo.   Su plato estrella son las pizzas, que preparan con una masa espectacular. Se puede comer a la carta o tomar el menú del día, y tienen algo que me encanta: la posibilidad de tomar un solo plato con una bebida a un precio fijo. (No recuerdo si son cinco o seis euros). La idea es, como nos  explicó el dueño, que  las personas que  por trabajo tienen poco tiempo para comer y a las que, como a mí, no les gusta comer solos  puedan comer rico y  rápido.

Nosotros tomamos como entrante para compartir un selección de  empanadillas criollas al horno. Las preparan de carne, pollo, maiz y bechamel, jamón y queso, atún, espinacas y cebolla con mozzarela… riquísimas. De segundo pizza de parmesano con rúcula y bresaola  que estaba deliciosa. De postre probamos la mousse de chocolate y naranja y la  panacota con frutos del bosque, los dos muy ricos.

Precio medio: 30 euros

No cierra

Tiene reparto a domicilio

-Lo mejor: Es mono y acogedor

– Lo peor: No encontré nada el primer día que no me gustara

C/ Padilla, 63 Teléfono 91 309 53 36 Mapa de situación