El viernes fui a ver Lutherapia, el último espectáculo de Les Luthiers. No creo que haya nadie que no conozca a Les Luthiers, salvo los que seáis muy jóvenes. Este grupo argentino de músicos-humoristas son tan queridos en nuestro país que este año han obtenido la nacionalidad española mediante carta de naturaleza. Esta concesión especial sólo se hace a personas con reconocidos méritos.

Voy  a verlos desde hace mil años. La primera vez que asistí a una representación suya fue en el teatro Romea de Murcia. Ahora tengo la suerte de que un amigo que no se pierde ninguna de sus actuaciones me invita cada vez que actúan en Madrid.

Su último espectáculo, Lutherapia, que lleva en cartel  desde el 25 de septiembre, puede que sea, según afirman sus propios intérpretes, su mejor obra.

Basada en una divertidísima sesión de psicoanálisis, Lutherapia está compuesto por diez obras nuevas, entre las que se incluyen títulos como “El cruzado, el arcángel y la harpía” (opereta medieval), “Las bodas del rey Pólipo” (marcha prenupcial), “Aria agraria” (tarareo conceptual) y “El día del final” (exorcismo sinfónico-coral). Como es habitual en sus actuaciones, dan a conocer  instrumentos informales nuevos: en esta obra presentan la  exorcítara, el bolarmonio, y el thonet.

Me divertí mucho y me hicieron pasar un rato estupendo, salvo en un par de momentos: uno en el que trataron  un tema que me espanta, pero la gente se reía mucho, y otro en el que  frivolizan sobre algo que no me parece adecuado que se haga.

El espectáculo tiene lugar en el Palacio Municipal de Congresos, pero la última representación es el domingo 21 de octubre, es decir, hoy. Casi siempre prorrogan, así que si os lo habéis perdido estad atentos por si acaso.