El viernes estuve cenando en Botín ¿El restaurante más antiguo del mundo? Fundado en 1725, según el Libro Guiness de los Records, lo es y numerosos autores lo mencionan en sus obras literarias. Como expliqué en mi post de ayer, lo elegimos para llevar a cenar a unos amigos americanos y creo que fue un acierto.
El restaurante abre todos los días del año. Cuenta con cuatro plantas que conservan el aire de posada de otro siglo, todo muy bien cuidado. Estaba lleno de turistas y personas que estaban en Madrid en algún congreso – unos cuantos habían olvidado quitarse la acreditación – . No dejó de llegar gente, incluso cuando nos marchamos todavía había mesas sin empezar a cenar. ¡Qué éxito!
Tomamos como entrantes para compartir jamón -como no podía ser de otra manera, croquetas, para mi gusto demasiado grandes; unas setas deliciosas, y ensalada. De segundo, nuestros invitados quisieron tomar cochinillo. Para mi es un plato demasiado fuerte para tomar por la noche, pero vieron como se asaba mientras esperábamos la mesa, y quisieron probarlo. Nosotras preferimos tomar unas almejas Botin, que estaban ricas y solomillo, una pena porque estaba demasiado hecho. Como ya he comentado alguna vez, tengo un amigo que afirma que en Madrid es casi imposible tomar una carne poco hecha.
De postre tomamos la tarta Botín de crema y claras a punto de nieve, muy buena, tarta de chocolate, sorbete de limón y tarta de manaza, esta última estaba deliciosa.
Antes del vinito de la cena, tomaron una sangría que les encantó.
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